Kenneth Douglas le confesó a la Justicia que mientras trabajaba tenía relaciones sexuales con los muertos.
Un hombre que trabajaba en la morgue de Hamilton, en Ohio, Estados Unidos, fue condenado por necrofilia luego de admitir que tuvo sexo con más de cien cadáveres entre 1976 y 1992.
Kenneth Douglas le confesó a la Justicia que mientras trabajaba tenía relaciones con los muertos. El hombre argumentó que la mayoría de la veces estaba bajo los efectos del alcohol o de las drogas.
“Solo quería tirarme encima de ellos y bajar mis pantalones”, explicó Douglas, quien fue declarado culpable de “abuso flagrante” en los casos de tres jóvenes: Karen Range, que fue casi decapitada; Charlene Appling, que estaba embaraza de seis meses cuando murió estrangulada; y April Hicks, que murió tras caerse de una ventana de un tercer piso.
Los familiares de las tres víctimas demandaron a la morgue por permitir que esto sucediera en una de sus instalaciones. La institución se desentendió y las autoridades sostuvieron que no pueden ser responsables de las acciones de todos sus empleados.
Restos de semen en los cuerpos de las tres mujeres fue la prueba que facilitó la condena a Douglas, aunque uno de los testimonios más fuertes fue el de la propia esposa, quien había llamado a la morgue para alertar sobre el estado en que regresaba su marido del trabajo.
La mujer de Douglas había manifestado que su esposo volvía con olor a “sexo y alcohol”. Pero desde la morgue le habrían respondido que “lo que pase en la propiedad del condenado es asunto del condenado”.
FUENTE Y FOTOS: Nexofin