Lo aseguró el ingeniero Jorge García, director del Complejo Ecológico Municipal de Sáenz Peña, y aclaró que la “cuarentena” la pasarán en las mismas jaulas de circo en las que llegaron hasta que acondicionen un sector del predio. "Eso es un horno metálico y se acercan días con 45 grados de calor a la sombra", dijo García en referencia al infernal clima que deben soportar los nueve animales dentro del endeble carretón del circo Veracruz. Allí los tigres permanecerán hacinados en pleno verano chaqueño, hasta que sea construído el refugio donde serán alojados. Esto llevaría casi tres meses de trabajo y ni siquiera han comenzado las obras. La Justicia ordenó que el Complejo Ecológico de Sáenz Peña sea depositario judicial de los nueve tigres secuestrados al Circo Mexicano Veracruz, pero la misma Justicia no previó que el predio no tenía lugar para albergarlos ni tampoco los recursos para alimentar con una tonelada de carne por semana a los grandes felinos. Pese a los esfuerzos del todo el personal de Zoológico, desde diferentes sectores de la comunidad temen por la salud de los nueve tigres que siguen encerrados en un carretón y en grave estado de hacinamiento, tal como llegaron.

El estado de salud de los tigres que hace pocos días fueron entregados al Zoo por orden de la Justicia no es bueno (siete de los nueve sufren diversos grados de desnutrición, y en uno de los casos es extrema) pero García es optimista y cree que el Complejo siempre será mejor opción que el circo. Imposible no evocar “Carta de un león a otro”, de Chico Novarro, aunque en este caso no sean de la misma especie que refleja la obra musical. (ver video).

Los animales fueron criados en cautiverio y poco a poco perdieron parte de su ferocidad instintiva. “Es una mansedumbre adquirida a través de costumbres con este hacinamiento perpetuo y el contacto casi directo con la gente”, precisa García.
Los nueve felinos carecen de fichas veterinarias, por lo que no se sabe qué edades y peso tiene cada ejemplar, si fueron desparasitados, si sufrieron enfermedades o el grado de consanguinidad del grupo.

“Para mí son tigres rayados, porque para asegurar que fueran de Bengala tendría que tener un ADN y desde ya aseguro que no responden a un tipo de tigre especial ni de Bengala, ni de Bangladesh, ni de Tailandia porque tienen centurias de cautividad y ya se han cruzado todos. Todos los tigres rayados del mundo son cruzas”, asegura el experto.

La “cuarentena” es un período de adaptación en el que se revisa el estado de salud y se estudian las conductas de las bestias que llegan al Zoo antes de ser liberadas en el sector que les corresponda. En este caso, ese sector aún no existe, por lo que los felinos deberán permanecer en las jaulas en las que llegaron desde el Circo Mexicano Veracruz. Si sirve de consuelo, estuvieron ahí la mayor parte de sus vidas.
DEL INFIERNO AL PURGATORIO
Al hacer referencia al “carromato de circo” donde están alojados y fueron traídos los animales, García fue categórico: “No es un carromato, es un montón de chatarra con unos cables atados en la luz de atrás, con las cubiertas lisas y rotas; no me imagino cómo hacía esta gente para circular en el país con esta chatarra podrida; donde se quiera, con el dedo se puede hacer una agujero; la estructura es increíble”.

“Pero lo más desagradable –se indignó- es que les crearon el hábito de que tomen agua y defequen en el mismo recipiente”.
Esas son las condiciones que poco a poco irán revirtiendo. Como por el momento no es posible mover a los tigres de sus jaulas, improvisaron un toldo de media-sombra y harán un circuito de lajas para llegar hasta el lugar y atenderlos bien en caso de lluvia. También están reforzando la iluminación.

En cuanto a la dieta, este jueves recibieron más de 900 kilos de carne y seis bandejas completas de menudencias, por lo que podrán relajarse “durante 10 o 12 días” según García.
SANTUARIO: UN LUGAR PARA MORIR DIGNAMENTE
El titular del Zoo se quejó del facilismo en la toma de decisiones a la hora de resolver qué se hace con los animales que terminan en el Complejo Ecológico.
Desde su punto de vista, tanto en el caso de estos nueve tigres como en el de leones, pumas y osos, su postura es “ver qué podemos hacer a futuro para que no sufran más”. Es más, propone construir un “santuario” para que vivan dignamente “sus últimos días sin reproducirse para no aumentar la cadena; el lugar ya tendría que haber existido en el Zoo de Sáenz Peña porque no estamos improvisando y siempre lo tuvimos en cuenta”.

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